La gastritis es una inflamación del revestimiento del
estómago. La duodenitis es una inflamación del duodeno o de la primera parte
del intestino delgado, que está ubicada justo debajo del estómago. Tanto la
gastritis como la duodenitis tienen las mismas causas y tratamientos. Ambos
trastornos pueden ocurrirle a hombres y mujeres, así como a las personas de
todas las edades. Estos trastornos son curables y en general no producen
complicaciones duraderas.
La gastritis y la duodenitis pueden ser agudas (de aparición
repentina y de breve duración) o crónicas (de progresión lenta y con duración
de meses o años).
La principal causa de la gastritis y la duodenitis es una
bacteria llamada Helicobacter pylori. La invasión de esta bacteria en el
estómago e intestino delgado, puede causar una inflamación.
Además de esto existen otras posibles causas:
Lesiones traumáticas en el estómago o el intestino delgado.
Enfermedad de Crohn (inflamación del tubo digestivo).
Presencia de trastornos autoinmunitarios.
Reflujo biliar.
Infecciones virales (como las producidas por el herpes)
Tener un sistema inmunitario debilitado.
Estar sometido o haber estado sometido a tratamientos para
el cáncer como quimioterapia o radioterapia.
Estar conectado a un respirador.
Fumar.
Estrés debido a una cirugía grave, lesiones o posibles
quemaduras.
Tratamientos prolongados con antibióticos.
Consumo de alcohol en exceso.
Tanto la gastritis como la duodenitis son enfermedades que
deben ser tratadas a tiempo. Si esto no es así pueden causar úlceras y sangrado
estomacal. Además de esto, en algunos
casos muy raros, existe la posibilidad de ciertos tipos de gastritis crónicas
aumenten el riesgo de padecer cáncer de estómago.
Para diagnosticar la gastritis y la duodenitis el médico
puede realizar una evaluación junto con un estudio de los antecedentes clínicos
del paciente. Luego de esto existen otras pruebas las cuales pueden usarse:
Pruebas para la detección de H. pylori: Es una prueba la
cual busca detectar la presencia de la bacteria H. pylori. Este análisis se
realiza según el estado del paciente y puede ser a través de un análisis de
heces, sangre o a través de una prueba del aliento.
Endoscopia: Esta prueba utiliza un aparato llamado endoscopio
para examinar el aparato digestivo superior. En este procedimiento un tubo
flexible equipado con una lente (endoscopio), es introducido por la garganta y
hacia el esófago, el estómago y el intestino delgado para buscar signos de
inflamación u otras anormalidades.
En caso de encontrarse una zona sospechosa, quizá sea
necesario la extracción de una muestra de tejido (biopsia) para analizarla en
el laboratorio.
Radiografía del aparato digestivo superior: Este
procedimiento es llamado también estudio de la deglución con bario, y consiste en
una serie de radiografías las cuales crean imágenes del esófago, el estómago y
el intestino delgado para buscar anomalías. Para esto, suele hacerse ingerir al
paciente un líquido metálico blanco (que contiene bario) que recubre el tubo
digestivo, para así lograr hacer la úlcera más visible.
El tratamiento de la gastritis y de la duodenitis dependerá
de las causas de la afección. Por lo general tanto la gastritis como la
duodenitis suelen desaparecer sin complicaciones:
Asimismo, para esto pueden ser recomendados inhibidores de
la bomba protónica como esomeprazol (Nexium), lansoprazol (Prevacid) y
omeprazol (Prilosec), los cuales bloquean las células que producen ácido para
así evitar la irritación del tracto digestivo por el ácido estómacal.
Las medidas de prevención de la gastritis y la duodenitis
están asociadas con intentar evitar el H. pylori:
Lavarse con frecuencia las manos con agua y jabón.
Consumir alimentos que estén cocidos por completo.
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